Hola chico,

atrévete. Atrévete a imaginar, a soñar, sé capaz de desear algo con todas tus fuerzas. Estoy segura de que cuando eras pequeño alguna vez los adultos te llamaron soñador o fantasioso como si eso fuera algo negativo o una especie de estado enfermizo propio de la edad. Lo cierto es que los niños viven en el reino de la fantasía porque todavía no han olvidado que vivimos en un lugar donde todo es posible. Sé positivo y no te rindas bajo la presión. Para que tu objetivo se haga realidad, primero has de tener la creatividad de imaginarlo con todo detalle y sentirlo. Tenemos miles de pensamientos al día, no necesitamos un tiempo extra para pensar, pues la naturaleza de la mente es esa, pensar. Decir que no tienes tiempo para pensar no es más que una excusa por miedo o pereza a hacerlo. Tienes la capacidad de reinventarte a ti mismo, es decir, de tener la vida que quieres. Cualquier cosa que existe, existe gracias a unos pocos valientes que no solo se atrevieron a soñar sino a materializar sus sueños.
La mayor parte de nuestra vida actuamos como autómatas. Nuestros momentos de darnos cuenta de lo que hacemos y de por qué lo hacemos, suelen ser escasos. Te propongo que para poder hacer lo que quieres, primero seas consciente de cómo vives, de quién eres y de qué es lo que quieres ahora. ¿Que cómo lo haces? Deja que las cosas fluyan. Fluir suena engañosamente fácil, pero fluir requiere consciencia, es decir, saber reconocer qué es lo que te hace vibrar, lo que hace que te tiemblen las piernas cuando lo piensas o lo haces. No tengas grandes propósitos, mejor que sean pequeños. Aunque no sean tan importantes, los pequeños propósitos son los que refuerzan la fe en ti mismo. Y tener fe en ti mismo también sirve para acabar con la monotonía. La monotonía es como la muerte en vida, porque no te deja apreciar el valor de tu existencia.
Supera retos. Cuando te hablo de retos no me estoy refiriendo a que hagas algo que suponga un esfuerzo desmesurado, o cualquier tontería que te suponga un hervor de adrenalina. No me refiero a que respondas a todos mis absurdos (pero divertidos) capaces o incapaces. Esta vez, te reto a que decidas quitarle el mando a lo que habitualmente tiene el poder de amargarte para que deje de manejarte a su voluntad. Te reto a que analices qué es lo que quieres. Te reto a que te deshagas de las cosas de las que te ves obligado a hacer o a sentir. 
Creo que tenemos que conocernos mejor. Es el primer paso. ¿Cómo vas a querer algo que no conoces? Las personas dejan de quererse porque acaban olvidando la esencia de la persona que tienen enfrente. Por eso hay que conocerla muy bien. Tan bien que no se te olvide nunca.
En realidad tú y yo nunca hemos sido amigos. Es más, odiaría que yo solo fuera una amiga para ti. Pero creo que poco a poco lo estamos siendo, y la verdad es que me gusta. Pero quiero más. Quiero estar amarrada a alguna parte de tu cabeza. Quiero ser a la que le cuentes tus problemas, la que te de buenos consejos, a la que hagas reír, a la que sin explicarse la entiendas, a la que saques de juerga, la que dibuje tu retrato recién despierto, a la que mates a besos.






¿Capaz o incapaz?