Podrías considerarme adicta a tus mensajes. Podrías intuir que apago el ordenador cuando te desconectas y me aburro con el resto de las conversaciones. Podrías entender que no tardo tanto en escribir si no que me gusta analizar tus palabras. Podrías creer que cuando hablo contigo se crea como una especie de conexión directa entre mi cerebro y mis dedos, los cuales escriben pensando, pero no pensando en qué pensar. Podrías Puedes hacerme sentir que soy yo la que habla, que soy yo, sin fingir, sin engañar, sin dudar, sin impresionar. Aquí me tienes, tal cual, detrás de una pantalla, no sé cómo lo haces para inspirar tanta confianza. Lo curioso de esta forma de comunicación es que es más probable hablar de nada que de algo, pero sólo quería decir que para mí, toda esta nada ha significado más que muchos algo.
Tienes un mensaje, sí, poderosas palabras.